No me lo digas con flores nº32

Tsukushi lo tuvo todo en su mano por un instante: Domyoji iba a dejar a su familia, iban a vivir juntos. . . pero hu hombre al que Kaede arruinó lo apuñaló y ahora lucha por su vida. Cuando la madre de Domyoji llega al hospital, le dice cosas muy desagradables a Tsukushi, y parece que sólo le preocupe la publicidad negativa. Ni siquiera se queda a ver a su hijo, que ha empeorado de repente. Cuando se recupera, Tsukushi descubre un muñequito que la madre de Domyoji le dio para que le hiciera compañía mientras estaba de viaje. Arrepentida por sus palabras, Tsukushi corre al aeropuerto, pero Kaede sigue tan fría como siempre: le dice que, durante un año, hará la vista gorda, pero que quiere que, pasado ese tiempo, su hijo vaya a Nueva York. Pero mientras estuvo tan grave, Domyoji tuvo una parada respiratoria, que le ha dejado algunas secuelas, como que. . . no recuerda a Tsukushi.